Comencé con MadridsinAmor porque al llegar a la capital sentí mucha cercanía, pero poquito corazón sincero y alguito de miedo ajeno a ser lo que se es.
Seguí con DesdeMadridalMundoen365días cuando me convertí en un piojo pegao de una Lagartija para darme un volteo por Kenia y Buenos Aires. Nunca me arrepentiré de esa aventura a pesar de sus amarguras.
Probé con GeneraciónIncertidumbre, pero murió en el primer intento.
Me reenganché con BeberBailarBesar para superar un duelo de alma, corazón y cuerpo.
Y retomé mi vida en el lugar donde nací con LaExpatriadaCanaria.
Aquí sigo en lo que soy: una cuentista que no se llama Matilde con CuentaMatilde.