Escucho al Kanka. Sus letras me inspiran, me acompañan y me reafirman cuando siento que soy tonta de remate. Escucho al Kanka cuando quiero pensar que las cosas no son como son, sino como deberían ser. Escucho al Kanka.
Escucho al Kanka al dejar entrar en mi alma algo de emoción. Escucho al Kanka que seguro es más joven que yo y ¿Cómo es posible? más sabio también, cargándose el cantautor ese sabio refrán que dice que más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Escucho al Kanka y me tatúo con dolor su canción del Bailar. Una declaración de amor, una historia de sacrificio en el querer hacia otro. Un manifiesto de liberación, una muestra de valor y de riesgo que al seguir al pie de la letra, sin truquitos de por medio, te estocas con cada estrofa. Escucho al Kanka.
Escucho al Kanka en su homenaje al Vivir. Y con envidia, brindando imaginariamente con él, observo su brillante mirada que carcajea de un lado a otro, mientras yo bajo mis eternas pupilas melancólicas celosas de aquello que le inspira alegría. Ay vida mía, que el Kanka bien que te conoce, que sabes que eres una puta loca, una vieja sabía y un barón cobarde.
Escucho al Kanka que, como un mesías moderno, va prodigando en Youtube el camino que debe seguir la humanidad para dejar de prostituirse y mercadear en las puertas de las catedrales. Escucho al Kanka pedir que no Jodan la Marrana miientras yo asiento tres veces con la cabeza, porque yo también quiero hacer lo que me de la gana. Que como el Kanka, creo que si al alma la desoyes, el alma se desoya.
Escucho al Kanka cantar sobre el recuerdo y los deseos de que se Quede en su lugar. Su lugar, el que le corresponde. Mi saber, mi firmeza le acompaña en las letras que dicen Ven Para Quedarte.
Escucho al Kanka porque acordea sobre amor, vida, alegría, pena e ilusión. Eso que a mí me alimenta en mi tiernito yo. Escucho al Kanka con Lo Mal que Estoy y Lo Poco que Me Quejo, para que relativice mi gris humor que arrastra mi ánimo con falta de cariño, besos y amor.
Escucho al Kanka cuando impulsa la desobediencia mientras me quedo sola en primera fila con brazos caídos y le digo con expresión de Pues parece que nadie se anima, amigo de la canción.
Escucho al Kanka con el Querría. Si yo pudiera. Si me dejarás. Si me atreviera. Si el cielo hablará…Y cada letra, sílaba, palabra, frase, párrafo, estrofa la hago mía. Querría decirlo así. Querría poder hacerme entender así, con ese tono y humor. Con esa ligera profundidad que trata sin ñoñez un temita bien ñoñito, que creo yo de moda no está aunque el Kanka dice que se ha puesto de moda otra vez eso del amor.
Escucho al Kanka porque, como al barba con guitarra, yo no sé lo qué quiero, pero lo quiero de una reputa vez. Ni a dieta, ni panceta, ni ensalada, ni me sobra… Y, sí, señores, me falta.
Escucho al Kanka como finamente dice ande yo caliente, ríase la gente en Es lo que hay, Llámame fino. Y junto a él, puño en alto, como una Juana de Arco del siglo XXI, con pasitos cortos que imitan malamente el charlestón, también me cago en la nobleza y sin finuras, con la fuerza del Kanka cojo un poquito de las mías p’ mandar al Mundo a la mierda.
Escucho al Kanka porque yo querría dejar Bailar como entre en ganas. Quejarme poco a pesar de lo mal que estoy. Tener el valor de decir Quédate. Vivir como quisiera, aunque la vida es la que quiere manejar. Escuchar mi bautizada tiernita alma a pesar de las desoyadas almas con las que me tropiezo. Desobedecer, siempre, pero con justificación. Y la hay, queridos míos, la hay. Amar sin condición, temor, ni dolor, pero me temo yo que eso de moda no es del hoy. Y… Escucho al Kanka porque vengo de esto del arte y al Mundo mando a la mierda cada vez con menos arte.
Pues eso, que escucho al Kanka, porque alivia acompañarme de uno que piensa como yo.
Hoy se lo dedico al Kanka y a la canción que me lo presentó: Vengas cuando Vengas