La Ratita me corrigió el día. Yo creía que cumplías tu primer aniversario el 18 de mayo. Pero no. Fue el 24 de mayo de 2015.

Ese domingo fui a votar sola, tranquila, rendida y decidida. Volví a casa y te hice un gran regalo: Te di este día, el día de tu libertad. 

Cariño, sabes la gran importancia que le doy yo a los aniversarios. Así que, amor mío por si me despisto y estoy ocupada en mí, me adelanto un poquito para desearte con infinita sinceridad Feliz Primer Aniversario. Espero de corazón que disfrutes de este día en el que te liberé. Ese fue mi último y mayor gesto de amor hacia ti.

Tú me habías abandonado en un largo tiempo anterior, incluso en otro país. Pero, aunque creo que no eres nada consciente, éste día es importante para ti porque así lo decidí yo. En fin, mi Jardinero Infiel, espero de verdad que esta gran necesidad tuya de liberarte fuese realmente lo que deseabas porque, como ya te dije no hace mucho, tus decisiones son tuyas, apáñatelas y arréglatelas con ellas.

¿Qué tal en este año? ¿Te has curado? Yo estoy en ello. A las cicatrices del alma les he puesto Aloe Vera, el cerebro ya está cubierto por una fuerte y buena melena, y ahora me queda el cuerpo. No podía con todo a la vez, así que decidí ir pasito a pasito. Llegó a no importarme nada de mí y ahora quiero cuidarme entera de arriba a abajo porque quiero más y más. Ya, sé que a ti esta exigencia mía te molesta mucho. Pero no es tu tarea, así que no le des la mínima importancia.

Tenías razón en algo. Sí que aprendí de nuestros ocho o nueve años juntos. Y, ahora te digo con orgullo, seguro que te gustará escucharlo, que es verdad, que en esto también acertaste: ya no tengo la sensación de que el tiempo que viví contigo lo malgastase. También me ofreciste una tercera certeza: Lo nuestro me hizo mejor persona. Te has equivocado en muchas otras cosas. Pero descubrirlas ya es asunto tuyo, como tus decisiones.

¿Te cuento esas cosas que he aprendido y he descubierto? 

Que no mi infiel, que sí que puedo estar sola. Lo estoy. Estoy sola, pero nunca he estado mejor acompañada que ahora. Se lo debo a almas que me dan cariño, compañía, comprensión y que desnudan la mejor versión de mí. En nuestro tiempo juntos nunca estuve tan acompañada como ahora. No te lo debo a ti y aquí te equivocaste.

Otra cosa que ya no rechazo es nuestro tiempo juntos. Cada segundo que luché y luché por estar contigo, dejando atrás mi ser, mi alma, mi yo, mi despertar… Esos segundos me han servido para darme cuenta de algo en lo que estaba equivocada. Creía que te debía ofrecer mi espíritu entero para poder tenerte cerca. Nunca más voy a hacer esto.

En este año he aprendido a dar mi ser a aquel que me lo devuelve lleno de más. En este año tuyo de libertad he aprendido a reconocer a quién dárselo y a quién no. Además, también he conseguido frenar el impulso de dejarme llevar por personas que me atraen, pero que nada bueno me traen. En este año, cariño, y te lo debo a ti, así que gracias, he conseguido hacer crecer en mí el talento de rechazar lo que no es bueno para mi alma, para mi esencia, aunque me apetezca, aunque me guste, aunque quiera más. Esto no lo sabía hacer. No lo hice contigo. Me siento muy orgullosa de este nuevo talento.

Más cosas que he aprendido. A quitarme la rabia que tú me presentaste. Un  buen tipo posible manipulador me dijo que cuando alguien insulta o agrede con las palabras es que se siente muy dañado. Está mostrando el dolor que padece por lo que hace o dice un otro. Sin duda tiene razón.

Pues, querido mío, yo ya no tengo necesidad de insultarte. Me encantaría que te dieses cuenta de que ese tan metido en ti «te la devuelvo y más grande» solo muestra tu familiar rabia infantil. Por la última conversación que tuvimos creo que eso tú todavía no lo has aprendido. Ya lo siento pero esto como tus decisiones y tus asuntos, es tarea tuya. 

Sí, mi ex amor, sí. Soy mejor persona. Gracias. Me enseñaste tan bien. El método muy duro, eso sí. Dolió, dolió mucho. Tanto castigo y tanto premio, tantas patadas y mercromina, tanto empujarme para después recogerme, fue agotador. Dolió y dejó cicatrices. Ya no son tan feas y me han hecho única. Nadie tiene tatuadas estas cicatrices. Son mías. Se han hecho tanto a mi cuerpo que nadie me las puede robar. Gracias por esto mi lindo Jardinero Infiel.

Eso sí, a este campamento de aprendizaje te digo que yo no vuelvo más. El próximo al que me apunte será de enseñanza no reglada. Uno que aporte conocimiento con amor y comprensión. Dicen que en este tipo de escuelas se aprende más. Aunque no soy nadie para aconsejarte nada, te recomiendo que busques una.

Algo que no he aprendido, será que un año es poco tiempo, es a no desear menos. Todavía quiero más ¿Te digo por qué no aprendo esto? porque me quiero y me lo merezco.

Pues nada vida. Que lo repito: Muchísimas felicidades.

Por cierto, de verdad no lo puedo evitar. Sabes que siempre caía en decir la última palabra. Pues vaya, que esto no me lo he quitao. Así que una cosita: Sí, te dije que no quería volver a verte más en mi vida. Pero si aplicas esta frase a la teoría del buen tipo, y la entiendes, te darás cuenta del daño tan grande, grande, grande que me hiciste. Fíjate que importante eras para mí que te permití asfixiarme hasta dejarme en coma.

Oye y perdóname pero el caso es que no entiendo por qué aquí sí has cumplido mis deseos, porque en estos ocho o nueve años te pasaste por el forro la petición y súplica de que me dieses cariño. En fin, es una reflexión sin más y ya no tiene mucha importancia.

Lo último, mi amor, que otra cosa que tengo muy claro es que ya no te quiero. Todavía no te deseo lo mejor en la vida, así que es transparente mi sentir de que no te quiero. Lo siento vida, te lo has perdido porque yo sé querer muy bien. Supongo que llegarán mis mejores deseos dirigidos hacia tu prosperidad y felicidad, no te preocupes. Ahora lo que pido para ti es que aprendas. Ya sabes…. pasito a pasito.

Hoy, porque es tu día y sabes lo importante que son los aniversario para mí. Hoy, te lo dedico a ti, Mi Jardinero Infiel.